Revista de la Dirección General
  de Orientación y Atención Educativa
    PUBLICACIÓN TRIMESTRAL
    No. 1, septiembre 2019

artículo


La Autorregulación: Proceso importante en
el aprendizaje de los estudiantes

Por Dora María García Martínez



Hoy en día, la Transformación Curricular es un área de trascendencia significativa para la Reforma Educativa de nuestro país, cobrando gran importancia no sólo en la actualización y renovación técnico – pedagógica de los enfoques, esquemas, métodos, contenidos, procedimientos didácticos, estrategias y en las diversas formas de presentación de los contenidos educativos; sino también, en la participación y capacitación de todos los actores inmersos en el ámbito del proceso de aprendizaje dentro de la Institución educativa; sin olvidar por supuesto, la necesidad que existe de “avanzar” en un conocimiento más preciso de los procesos de enseñanza - aprendizaje que se producen en nuestras aulas universitarias.
Es en este marco que en la Universidad Nacional Autónoma de México; y en particular, en la Dirección General de Orientación y Atención Educativa, nos damos a la tarea de llevar a cabo diferentes acciones para enfrentar dichas transformaciones y necesidades; apoyándonos, en la especialización y en la experiencia del personal académico, que son quiénes tienen contacto con los jóvenes y con los docentes – tutores de los diferentes niveles educativos, con que cuenta nuestra máxima casa de estudios (desde nivel bachillerato hasta el posgrado).
Observando entonces los objetivos que se pretenden en Educación, podemos visualizar el interés por formar estudiantes de manera integral, que se conviertan en aprendices eficaces y autónomos que tengan control sobre sus propias acciones para aprender.
Lo anterior nos hace darnos cuenta, de la gran responsabilidad que tenemos como docentes, tutores y orientadores, pues nos corresponderá hacer que el estudiante se convierta en un estudiante “autorregulado”, a través de un trabajo cercano que le apoye en el desarrollo y adquisición de diferentes habilidades y herramientas destinadas a su crecimiento como estudiante y futuro profesionista. De ahí, la gran importancia que tiene el estudio de la “Autorregulación” en el ámbito académico y nuestro gran interés por difundirlo en la comunidad académico – estudiantil.

La Autorregulación como Proceso Integral

Pero entonces, ¿qué es la Autorregulación? y ¿qué función tiene? Empecemos por intentar definir este proceso complejo. Una definición clara y precisa es: “El control que ejerce el sujeto sobre sus propios procesos, pensamientos, sentimientos y acciones; siempre orientados hacia la consecución de una meta” (García, M. D. 2015). Al final, la Autorregulación siempre implicará “procesos de control” bajo la dirección y manipulación de la persona que los ejerce, dirigido siempre hacia el éxito de sus acciones (esa es su función). Pero lo que realmente interesa en este documento es enfocarnos a una de las aristas más importantes de este proceso y es precisamente hablar de la autorregulación en el ámbito académico.

Autorregulación del Aprendizaje

Existen diversos modelos teóricos que estudian la Autorregulación del aprendizaje (dada su compleja naturaleza), pero a pesar de ello todos logran mostrar coincidencias e independientemente de su base teórica, se defiende el hecho de que el alumno a través de diferentes procesos puede regular activamente su cognición, motivación y comportamiento, con el fin de alcanzar determinados objetivos y mejorando a su vez el rendimiento académico (Zimmerman&Schunt, 2001). Una definición de Autorregulación del Aprendizaje dice: “Es un proceso activo en el cual los sujetos establecen los objetivos que guían su aprendizaje, monitoreando, regulando y controlando sus cogniciones, motivación y comportamiento con la intención de alcanzarlos (Rosário, P. y cols. 2012). Otra definición que la complementa es la que elabora García, M. D. en el 2016 que dice: “Es el control que ejerce el estudiante sobre sus propios procesos, pensamientos, sentimientos y acciones, orientado hacia la consecución de una meta de aprendizaje. Su finalidad es adquirir conocimientos, habilidades y actitudes de manera organizada, de tal suerte que le sea más sencillo aprender, llevando siempre a la conciencia el “¿qué?”, “¿cómo?”, “¿cuándo?”, “¿por qué?” y “¿para qué?” se aprende”.
La autorregulación del aprendizaje se entenderá entonces, como “la acción reguladora que un estudiante ejerce en los distintos momentos de su proceso de aprendizaje”. Para que esta acción reguladora sea posible es necesario primero el conocimiento de eso que hacemos y conocemos, conocimiento al que accedemos por medio de la metacognición; ésta última, hace referencia a un proceso de alto nivel cognitivo que requiere de un alto grado de conciencia y supervisión activa o monitorización cognitiva, cuyo objetivo es gestionar otros procesos cognitivos más simples (Pozo, Monereo y Castelló, 2005). Un alumno difícilmente será autorregulado académicamente si no posee conocimiento sobre sí mismo, sus emociones y sus estrategias de aprendizaje. Este “autoconocimiento” es el que le capacita para cuestionar, planificar y evaluar sus acciones de aprendizaje y su proceso de aprendizaje en sí mismo; en definitiva, le capacita para “gobernarse a sí mismo” (Monereo, 2001). En pocas palabras, la autorregulación se constituye como un proceso activo en el que los estudiantes establecen sus objetivos principales de aprendizaje y a lo largo de éste; tratan de conocer, controlar y regular sus cogniciones, motivaciones y comportamientos de cara a alcanzar esos objetivos (Valle et al., 2008). En la medida en que el orientador, el docente y el tutor, conozcan y tengan conciencia de todo lo que implica y cómo pueden utilizarla, llegarán a la conciencia de que ésta es una herramienta poderosa de enseñanza y tutoría, que les permitirá fomentar que los estudiantes aprendan de manera significativa, eficaz y autónoma.
A partir de las definiciones establecidas, podemos observar que no es tan sencillo convertirse en un estudiante autorregulado, porque tener control sobre nuestros procesos, pensamientos, emociones y acciones no es cosa fácil; además, el perfil que tiene un alumno con estas características es un perfil que se ha ido construyendo no sólo a partir de su historia académica y personal, sino también de los hábitos y habilidades que ha ido desarrollando a lo largo de su vida escolar y personal. Y tampoco podemos dejar de lado, el contexto en el que se desarrolla toda esta actividad de aprendizaje y las personas que están a su alrededor.

Perfil de un estudiante autorregulado

Para Zimmerman (2001) el estudiante autorregulado es ante todo “un participante activo en sus procesos personales de aprendizaje en lo cognitivo, motivacional y conductual”. Como participación activa se entiende que el alumno concibe el aprendizaje como una actividad en la que debe implicarse de manera proactiva, y no a modo de reacción (pasiva) hacia lo que el contexto educativo le plantea. Esa participación activa debe traer consigo la previa definición de las metas u objetivos a conseguir, una planificación estratégica de estos objetivos, una conducta o actuación acorde a lo planificado, la autoobservación sobre lo realizado y la adaptación necesaria en el camino hacia la consecución de los objetivos planteados (Torre, 2008).
García, M.M. en 2012, expone a partir de la revisión de varios autores, algunas características que cumple un estudiante autorregulado:
a) Es consciente de la relación entre el proceso de autorregulación y el éxito académico;
b) Conoce cuáles son sus capacidades y conocimientos, así como lo que debe hacer para conseguir aprender y las estrategias que le van bien;
c) Es consciente de sus emociones, mostrándose capaz de controlar las emociones negativas de manera que le perjudiquen lo menos posible cuando realiza las tareas;
d) Supervisa la eficacia de sus hábitos y estrategias de aprendizaje, cambiando (si lo estima necesario) una estrategia por otra que considere más eficaz;
e) Saben crear ambientes favorables de estudio y aprendizaje, comenzando por el lugar adecuado para estudiar;
f) Es responsable y planificado, normalmente no procrastina y se siente motivado.
Díaz Barriga, F. en 2000, comenta que un estudiante autorregulado es un alumno que tiene control sobre sus acciones; y por lo tanto, “es un estudiante que se da cuenta de lo que hace, capta las exigencias de las tareas y actúa en consecuencia, emplea diferentes estrategias de aprendizaje pertinentes para cada situación, planifica y examina sus propias realizaciones pudiendo identificar los aciertos y dificultades, valora los logros obtenidos y corrige sus errores”. En definitiva, es un estudiante que “aprende a aprender” porque tiene la capacidad de reflexionar sobre la forma en cómo aprende y actúa en consecuencia autorregulando de manera “consciente” su propio proceso de aprendizaje.

Componentes, fases y estrategias para llevar a cabo la autorregulación del aprendizaje

Dinmore, Alejander y Loughlin en 2008, refieren que a la hora de explicar el comportamiento del estudiante durante la tarea de aprendizaje se distinguen tres componentes de la acción autorregulada:
a) el sujeto (en este caso el estudiante) que realiza la acción de regulación,
b) el objeto al que se dirige la regulación (la tarea o actividad de aprendizaje) y
c) los medios por los cuales se realiza la regulación (toda herramienta para llevarla a cabo).
Por otro lado, Puustinen y Pulkkinen en 2001 mencionan que en el proceso de aprendizaje en el que interviene la autorregulación se distinguen 3 Fases fundamentales: a) Preoperatoria (donde se lleva a cabo toda la planeación), b) de ejecución (donde se llevan a cabo las tareas de aprendizaje) y c) de Evaluación (donde se observa si se alcanzó la meta de aprendizaje y cómo). En cada una de ellas y en función de las demandas que precisa cada tarea de aprendizaje, se esperan determinadas actuaciones más o menos estratégicas de los estudiantes, que permitan regular aspectos cognitivos y motivacionales que intervienen en la resolución de la tarea de aprendizaje.
Por otro lado, Sarmiento, S. C. (1995) plantea 4 estrategias metacognoscitivas, que son fundamentales para llevar a cabo el proceso de autorregulación y que apoyan al aprendiz de manera determinante a convertirse en un “estudiantes autorregulado” al aplicarlas una y otra vez a sus tareas de aprendizaje, y que tienen que ver precisamente con los componentes y fases anteriormente mencionados:
1.- Establecimiento de metas de Aprendizaje (establecer una meta y modificarla si es necesario),
2.- Planeación de Actividades (construcción de un plan de acción lo más detallado posible).
3.- Monitoreo o Supervisión del Aprendizaje (revisar continuamente el proceso de aprendizaje e irlo evaluando para modificarlo si es necesario) y
4.- Autoevaluación (cumplimiento de las metas y revisión de procesos)

Conclusiones

Con lo anteriormente expuesto, podemos observar que el proceso de la autorregulación del aprendizaje y de las tareas que en este se involucran, comprenden muchos aspectos que pueden ser abordados desde diferentes miradas y enfoques y que se han venido estudiando de manera separada y/o desvinculada, pero al final nos da la confirmación de que la autorregulación del aprendizaje es un proceso activo, cíclico, recurrente, que involucra la motivación, actitud positiva, la conducta y el contexto de los actores involucrados para enfrentar con éxito las tareas de aprendizaje y que es realmente un reto para la investigación y, en la práctica, se dificulta abarcarla en su integridad (Patrick y Middleton, 2002).
Otro elemento que se considera muy importante y que los orientadores, docentes y/o tutores no debe perder de vista, es que en la autoevaluación que realizan las y los estudiantes, valoran su propio proceso de aprendizaje. Su finalidad principal es contribuir a que éstos aprendan a aprender y consecuentemente sean capaces de autorregular dicho proceso de aprendizaje, de este modo irán adquiriendo con ello, mayor autonomía. En este tipo de evaluación autorregulada; son los estudiantes, los que ejercen el control sobre sus avances y/o dificultades; es decir, se deberá procurar que sean protagonistas de su aprendizaje mediante la toma de conciencia de cómo aprenden y de reorientar y adaptar su actuación para resolver las tareas de forma adecuada.
El orientador, el docente y/o tutor, juegan un papel muy importante, pues serán facilitadores de diferentes acciones y proveerán al estudiante de las herramientas necesarias para el buen logro de su aprendizaje; y con ello, hacer que logre alcanzar sus metas y objetivos académicos.
Las estrategias de autorregulación han mostrado recurrentemente una relación estrecha con el compromiso y la responsabilidad en la ejecución de tareas escolares y, en consecuencia, con la mejora de resultados académicos (Rosário & cols. 2012).
Al final de cuentas, significa un “ganar-ganar” por parte de los alumnos y de los docentes-tutores y al ganar ellos, gana también la institución porque contará con personas felices de lo que aprenden y como lo aprenden, y felices también de su crecimiento, eficacia y autonomía. Es por ello por lo que, al terminar este documento, es muy importante que nos hagamos la siguiente pregunta: ¿qué se espera que los estudiantes, los docentes-tutores y los orientadores, obtengan y aprendan del proceso de autorregulación? Deseamos que todo lo vertido en el documento, de respuesta precisa a esta pregunta y que a partir de ello se planteen nuevas preguntas y nuevos retos.


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REVISTA SENDA DE ORIENTACIÓN Y ATENCIÓN EDUCATIVA, Vol. 1, Núm.1 septiembre de 2019, es una publicación trimestral editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, CP 04510, Ciudad de México, a través de la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE), Circuito Escolar s/n, CU. entre las Facultades de Ingeniería y Arquitectura, Ciudad Universitaria, Alcaldía Coyoacán, Ciudad de México. C.P. 04510, Tel. 5622 0431 / 5622 0433, http://www.orienta.unam.mx/senda, correo: revistasenda@gmx.com, Editor responsable Mtro. Rodolfo Esparza Márquez. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo Núm. 04-2018-091312190000-01, ISSN EN TRÁMITE, ambos otorgados por el Instituto Nacional de Derechos de Autor. Responsable de la última actualización de este número, Dirección de Apoyo Técnico. Fecha de última actualización: septiembre de 2019. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos aquí publicados siempre y cuando se cite la fuente completa y la dirección electrónica de la publicación