Revista de la Dirección General
  de Orientación y Atención Educativa
    PUBLICACIÓN TRIMESTRAL
    No. 1, septiembre 2019

entrevista


Al Dr. Germán Alvarez
Díaz de León

Director General de Orientación y Atención Educativa UNAM

Por Gerardo Nieto
lunes 28 de enero de 2019.


No sólo estamos formando alumnos,
estamos formando ciudadanos…

 Dr. Gerardo Nieto (GN)
Estoy con el Director General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Doctor Germán Alvarez Díaz de León.


 Dr. Germán Alvarez Díaz de León (GADL)
La revista Senda es un proyecto muy añorado, muy importante, otra tribuna desde donde los orientadores y las orientadoras pueden mostrar sus aportaciones a nivel nacional e internacional. La modalidad electrónica tiene además la aspiración de llegar a más personas y de generar un espacio de reflexión, de discusión, de polémica, de crítica, pero sobre todo de aportación.

 Sobre el proceso de elección de carrera en un contexto de cambio como el que vivimos, puede comentarnos ¿Cómo fue su elección de carrera? ¿Cómo llegó a la conclusión de que quería ser psicólogo? Y ¿cómo cree usted que este proceso ha cambiado?

 Mi elección de carrera fue muy accidentada. Originalmente iba a estudiar Derecho y desde la preparatoria había escogido esa área porque no contemplaba matemáticas. Las matemáticas y yo no nos llevamos muy bien, no por culpa mía sino porque que nadie me las supo enseñar. Me tocó terminar la preparatoria en Lecumberri, en 1968. Y se imaginará que el Derecho no era precisamente la inspiración de mi vida. Tuve la suerte de conocer a Luis González de Alba, con quien tomé psicología. Me empecé a interesar por esa área de conocimiento, me gustó la idea de estudiarla y definí que era por ahí por donde iba mi desarrollo profesional.

Hoy me he especializado en Psicología Criminológica. La Psicología que yo aprendí en los 70´s, era una psicología que estaba modernizándose, una psicología que se diferenciaba claramente del psicoanálisis y de otras disciplinas. Me enamoré de inmediato de la carrera no obstante las fisiologías, las matemáticas y muchas otras materias que no tienen que ver con lo estrictamente psicológico. La carrera me dio una formación que me permitió entender que no podemos psicologizar los fenómenos, que hay variables económicas, sociales y de mucha índole que explican el comportamiento humano. Así fue mi elección de carrera: accidentada. Mi Maestría fue en Experimental y el Doctorado en Humanidades. Me fui a escuchar otros discursos: el de la sociología, el de la literatura, etcétera. Todo enriqueció muchísimo mi panorama.

  ¿Cómo cree que ha cambiado este proceso hoy en día?

  En aquella época, cuando yo elegí carrera, no nos tomamos tan en serio la orientación educativa, como ¿Para qué?… Sin embargo, a mí me parece que en la actualidad se ha vuelto fundamental y esencial en la vida de nuestros jóvenes. Tener el acompañamiento de profesionales capacitados que nos describan el mercado profesional, los requisitos académicos, la definición de un proyecto de vida, descubrir nuestras fortalezas e identificar nuestras áreas de oportunidad, todas esas cosas que hacen que tomemos mejores decisiones. La juventud es un momento en la vida en el que uno tiene que empezar a tomar decisiones autónomas. Ya no son los papás, es uno el que empieza a elegir… elegimos a nuestros amigos, elegimos carrera y muchas veces no tenemos los elementos para hacerlo. El fracaso amoroso, el fracaso académico ¡son terribles! sobre todo, el académico que le cuesta muy caro al país. El no tener la suficiente claridad sobre mis potencialidades como ser humano, o no conocer la oferta educativa, los requisitos y condiciones de acceso a la educación superior. Todo esto me parece que confirma mi idea de que hoy es indispensable contar el acompañamiento de los orientadores. Por eso lo que hacemos aquí es muy valioso para los universitarios.

  ¿Cómo cree que deban llevar a cabo sus actividades los profesionales de la orientación en un momento de cambio en educación superior y el mundo del trabajo?

 Las problemáticas del siglo XXI nos obligan a bajarnos de las hamacas. No podemos conformarnos con lo que aprendimos bien hace muchos años porque han cambiado radicalmente las personas y el contexto de la sociedad. Los jóvenes han cambiado, biológicamente se parecen a aquellos que conocimos y fuimos nosotros, pero cultural e ideológicamente, los jóvenes de ahora son otra cosa. En un mundo como el nuestro que se automatiza, que se enajena, que se liberaliza; es un mundo que si los orientadores y las orientadoras no entienden difícilmente podrán acompañar a los jóvenes en estos procesos de decisión. También reconocemos un boom en ciertas carreras, de repente la gente se suelta queriendo estudiar Gastronomía, porque se pone de moda. Y así como esa, otras carreras, pero los chicos desconocen tanto los planes de estudio como las demandas del mercado laboral. Por ejemplo, los que estudiaron gastronomía en algunas ocasiones terminan haciendo baguettes, cuando estudiar una carrera como esa representa una inversión personal y social muy fuerte. Y no creo que haya nada indigno en hacer baguettes, pero los sueños de ser empresarios, montar un restaurante, el glamur y todo eso, fue una falsa idea de lo que había.

Otra cuestión es no asustarnos, no acobardarnos ante el gran impacto y cambio tecnológico. Se trata hoy de usar ese impacto tecnológico para mejorar las condiciones en la escuela y en el trabajo. Existen procesos que requieren que la gente piense, que dedique tiempo a planear y para tener capacidades humanas tan fundamentales como el manejo de las propias computadoras, los celulares, la informática, las apps. Hoy los jóvenes vienen con eso. Yo me sorprendí mucho cuando mi nieta, sin ninguna experiencia, agarró la primera tableta: muy intuitiva y la comenzó a utilizar. Los adultos tenemos miedo a descomponer las máquinas, pero los chavos más bien se identifican con ellas. Pero no siguen instrucciones y no leen lo suficiente. Hacen las cosas por ensayo y error; pero van en la vida interactuando con la tecnología. No obstante, el problema de fondo sigue ahí: saber sumar, restar, dividir hasta multiplicar, es decir, las cuestiones básicas. Ya no existe ese pensamiento, todo es la máquina. Uno ya no recuerda muchas cosas porque están en la memoria del celular o de la tableta. Pero, por ejemplo, hay cosas que un arquitecto debe saber, aunque cuente con un software de apoyo en el diseño. Y como ésas, hay una serie de habilidades que son importantes para la vida.

Bienvenidos al siglo XXI, con todas sus problemáticas. Tenemos que saber ubicarnos en este universo: como alumnos, como padres de familia, como profesionales de la orientación, como funcionarios de la Universidad. La tecnología hoy nos permite contar con la posibilidad de tomar un curso en línea, y esto me lleva a pensar que la orientación no necesariamente tiene que limitarse a la modalidad presencial. Tenemos recursos como las videoconferencias que pueden potenciar lo que hacemos, democratizar el beneficio de la orientación para que esta atención educativa llegue a más mexicanos. Es un servicio que grita pidiendo modernizarse. Creo que es importante modernizarnos, pero modernizar no significa sólo tirar los cacharros, significa el uso y aplicación inteligente de la tecnología e implica el uso académico de estos recursos.

  Lleva poco más de tres años al frente de esta Dirección General, ¿Qué le ha dejado esta experiencia? ¿Cuáles, desde su punto de vista, son las fortalezas y las debilidades del servicio de orientación?

  Desde un principio, el señor Rector le cambió el nombre a la Dirección y eso no fue solo un juego de palabras sino que tuvo la intención explícita de acercar los servicios educativos a los jóvenes, se trata de estar atentos, de ser atentos con los muchachos. Yo he aprendido muchísimo, la DGOAE cuenta con capital humano muy importante, muy experimentado en las áreas que componen la Dirección. La orientación educativa transitó del concepto tradicional de la orientación vocacional a una idea mucho más amplia de ese servicio. No hay un discurso hegemónico sino al contrario, un discurso vivo, fresco, lleno de contradicciones. Hay diferentes discursos, diferentes temáticas que me parecen parte de la riqueza esencial de esta práctica profesional.

Por otro lado, están las becas. Complejísimo fenómeno que transformó esta Dirección. En la UNAM se manejan más de 200 mil y en la DGOAE se brinda atención a alrededor de 170 mil. Difícilmente una universidad pública maneja tantas becas como la UNAM, con todo lo que ello significa: fiscalización de los recursos públicos, transparencia, rendición de cuentas, etcétera. Mi logro mayor en esta área ha sido pasar de 20 tipos de becas en 2015 a más de 40 en el 2019. Tocamos modalidades que no se tenían contempladas anteriormente. Las becas son un recurso que se vuelve necesario para los muchachos y que falta valorar. Pero ya hemos hecho algo a este respecto.

A veces es difícil valorar el servicio de orientación o se valora mal. No vemos la repercusión y la intencionalidad en lo inmediato. ¿De veras le cambió la vida a alguien la plática, el ejercicio, la aplicación de una batería de instrumentos, la entrevista, todos los medios que tenemos? ¿De veras les cambian la vida a los jóvenes estos acercamientos? Que vayan cien mil o más de cien mil a una Feria no implica que esos cien mil salgan de ahí con una orientación vocacional, sino que implica que se acercaron a un medio que hay, que no es el único ni el más moderno, para dar mensajes que puedan cambiar y ayudar a tomar decisiones con más información. Me parece que los orientadores también tenemos que ser humildes. Cuando se dice: las becas le cambian la vida a la gente o la orientación lo hace, estamos excluyendo a los padres, a los maestros y otros actores que juegan un papel importante en todo este proceso. Nosotros como institución coadyuvamos, sumamos esfuerzos, pero sólo somos una parte más de los factores que inciden en la toma de decisiones importantes en la vida de nuestros jóvenes.

El servicio social es otra forma de aprender. Baños de realidad de un México que luego no conocemos más que en los libros y una opción de cumplir una obligación constitucional. El servicio social nos enfrenta a problemáticas para las cuales los paradigmas luego no nos funcionan bien. Entonces becas, orientación, servicio social, bolsa universitaria de trabajo, todo eso nosotros lo atendemos en una misma dependencia, con el fin de acompañar a los muchachos.

En México el mercado laboral se encuentra contracturado. Muchos jóvenes no tienen trabajo, por eso ayuda mucho saber elaborar un currículum, tener una buena entrevista, saber cómo vender sus capacidades, sus competencias, etcétera. Nuestra gente hace eso, ayuda y acompaña a los jóvenes en su transitar por la Universidad y me parece que ponemos nuestro granito de arena en este asunto.

El problema del desempleo de los jóvenes no es característico de la UNAM ni mucho menos. La Universidad hace un gran esfuerzo a través de la Bolsa Universitaria de Trabajo en posicionar a nuestros estudiantes y egresados. Pero el problema es de fondo, es de desorganización social: no está preparada la sociedad para las nuevas carreras, para las nuevas empresas. En la UNAM tenemos 128 carreras aprobadas hoy, los orientadores tienen que aprender acerca de las nuevas carreras para poderlas ofertar a los muchachos y en ocasiones los campos de trabajo no quedan tan claros. La gente sigue optando por estudiar lo que ya conoce, lo tradicional: Derecho, Contaduría, Medicina, y otras carreras clásicas, donde se concentra la mayor demanda, y muchas de las nuevas carreras no son conocidas ni reconocidas por los jóvenes. A[un persiste la creencia de que existen carreras exclusivas para los hombres. Una encomienda que tenemos de Rectoría es el de ayudar a romper esos paradigmas de género, ya que hombres y mujeres tienen la misma oportunidad y capacidad.

He aprendido mucho en esta Dirección, faltan cosas por hacer, por su puesto. Pero se requiere tener la claridad, no solamente del Plan de Desarrollo Institucional (PDI) de la Universidad o el Plan de Trabajo de la Dirección sino, también, para saber hacia dónde va la educación, cuál es el comportamiento del mercado de trabajo, hacia dónde van todas estas condiciones que afectan la elección de carrera. Hoy tenemos un nuevo gobierno, con una política social diferente, pero yo soy cauto porque en el tema de las becas no tienen la menor idea de cómo funcionan. Tienen muy buenas intenciones, pero se les olvida que hay ley, que hay menores de edad; se les olvidan una serie de cosas que nosotros las aprendimos a fuerza de enfrentarnos a ellas. Yo no sabía, por ejemplo, que en el caso de los menores de edad tengo que pedirles permiso a los papás para usar sus datos personales, o para la firma de los contratos que les dan acceso a sus tarjetas de débito. Por otra parte, nos hemos concentrado en el bachillerato, medio tocamos la licenciatura, pero el posgrado lo tenemos abandonado, como si el hecho de tener cierta edad o cierto nivel de estudios no requiriera el apoyo y el acompañamiento de personal altamente capacitado, sin embargo, estamos ya trabajando estrategias para atender a este segmento de la población universitaria.

Por otra parte, la Universidad misma debate aún qué son los tutores y qué son los orientadores. Mi opinión es que los orientadores tienen una formación más especializada, y en el caso de los tutores ya tienen su formación y es eventual el apoyo que hacen y el acompañamiento. Los orientadores están más involucrados con las grandes decisiones humanas, las grandes decisiones vitales: la carrera, el trabajo, la familia. Incluso algo que he aprendido aquí, de ustedes, es que no sólo estamos formando alumnos, estamos formando ciudadanos.

Ejemplo de lo anterior son todos los trabajos que se hacen en la DGOAE respecto a la convivencia, a la civilidad, a la solución de conflictos, todo eso implica que estamos preparando a los muchachos para un mundo, un México lleno de contradicciones y hay forma de abordarlas civilizadamente esas contradicciones, que no es utilizando la violencia, no es por ahí. Entonces, el perfil del orientador y sus actividades se van transformando. Hoy nos han encargado cosas de equidad de género y violencia, al respecto ya contamos con importantes proyectos relacionados con el tema.

Entonces hay un grupo, yo diría el mayoritario, muy abierto, con la mirada hacia adelante y muy pocos que traen el espejo retrovisor en la comodidad del pasado. Lo nuevo es arriesgado, pero los cambios en la sociedad nos demandan, si queremos ser útiles, debemos arriesgarnos más, y la única forma es siendo responsables y capacitándonos; la única forma es haciendo un trabajo colaborativo siendo cada vez más universitarios en el mejor sentido de la palabra, por ejemplo, se me ocurre el Seminario Permanente de Economía para Orientadores Educativos, que usted afortunadamente coordina.

Los orientadores de aquí no son únicamente psicólogos, afortunadamente contamos con la colaboración de otras profesiones que han enriquecido mucho el discurso y el quehacer de la orientación. Eso es algo que también no debe de perderse, al contrario, debe de fomentarse el trabajo multidisciplinario. Yo he aprendido mucho de los Seminarios que he tenido la oportunidad de asistir con usted, por los personajazos que traen, por las temáticas que me hablan de un México muy complejo, que es el México en el que están los jóvenes a los que yo atiendo, que es un México donde está mi obligación de buscar soluciones y coordinar la generación de estrategias. Y eso, es un discurso asfixiante de autocontenido que, desde una sola profesión sería complicado lograr nuestros objetivos. Yo creo que nuestra tendencia deberá orientarse a visualizar la complejidad que representa el fenómeno educativo.

Recientemente cumplí 45 años de servicio en la UNAM como docente, durante mi trayectoria he visto y me consta, que los jóvenes de hoy son diferentes, las universidades son distintas, lo que hacemos hoy es diferente de lo que hacíamos ayer. En la actualidad yo me auxilio con el uso de tecnología y plataformas para que los muchachos del Sistema Abierto y Educación a Distancia puedan, en la comodidad de sus máquinas, tener las lecturas. Pero yo también trabajo foros y, por supuesto, no evito el contacto humano con mis alumnos pues me parece sigue siendo fundamental, y no se nos puede olvidar. Lo demás se llama pirotecnia, son cositas bonitas que tienen las máquinas y que son del agrado de los muchachos, por eso yo me intereso en el tema y aprendo al respecto, ya que, si yo no me sintonizo con los alumnos en el uso de la tecnología, me rezago y no puedo acompañarlos.

Yo soy un profesional de esto. Me dedico, no por hambre sino por convicción, a dar clases. Y dar clases es algo complejísimo. En 45 años he visto transitar muchos modelos, he tenido muchas y diversas experiencias, y lo que usted dijo es frase que pocos maestros a veces reflexionan: la educación ha cambiado… Ha cambiado mucho la idea de lo que pasa en los salones, las relaciones que se establecen en las aulas, las diversas formas en cómo aprendemos y cómo enseñamos.

 Hasta ahora, el orientador acompaña las decisiones de los jóvenes en dos de sus tránsitos más importantes: el del bachillerato a la carrera profesional y el de la universidad al mundo del trabajo, ésta última, ciertamente, con menos instrumentos de apoyo. ¿Cómo fortalecerlo para alcanzar eventualmente mejores resultados?

  Bueno, en la matrícula del bachillerato son más de ciento diez mil alumnos, los orientadores en los planteles son poquitos, son muy pocos los que tenemos, son pocos los que trabajan aquí en esta Dirección; por lo que la apuesta habrá de centrarse en la formación de replicadores , hay que buscar la generación de estrategias que nos permitan potencializar el trabajo que desarrollan nuestros orientadores. Y hay que sintonizarnos, también, hasta con el lenguaje y la narrativa de los muchachos para no parecer papás regañones, que les queremos decir nuestra verdad, sino escucharlos. Y efectivamente, la palabra orientación tiene una connotación que es importante, de respeto a quien se orienta. No queremos sesgar matrícula, no, queremos brindar información y que los jóvenes puedan tomar decisiones, es decir, que cuenten con más y mejores herramientas y estrategias que les permitan realizar una toma de decisiones informadas.

Tenemos casos paradigmáticos de los que luego no se habla, por ejemplo, una de las carreras que más altos estándares y más altos criterios tiene en la Universidad es Medicina y yo no entiendo, sé que se está haciendo la investigación, estamos participando de hecho ahí con ellos: muchos chavos se van, abandonando sus estudios, y de inmediato se piensa: mala orientación, y si alguien cambia de carrera: mala orientación. Mi opinión es que no necesariamente se refiere a mala orientación, para empezar, habría primero que investigar si estos jóvenes que abandonan sus estudios o realizan un cambio de carrera tuvieron orientación. Pero sería igual de ilógico pensar que por la orientación alguien es feliz en la vida, como lo contrario. La orientación tiene su espacio, su influencia, su efecto. Entonces el que decidan estudiar Derecho o Contaduría, pues eso ya es algo sabido, son de las carreras más demandadas; pero una carrera como la mía, que es Psicología, en donde es más complejo insertarse en el mercado laboral y de repente ya está dentro de las cinco carreras más demandadas en el país y en la Universidad. Entonces uno dice, el mercado no tiene nada que ver con el crecimiento de escuelas de psicología por todos lados, no hay un mercado planeado para esto, y con ello se tienen efectos en el subempleo y otros efectos muy desastrosos en estos asuntos.

Yo sostengo con todo lo anterior que es necesario potenciar el servicio de los orientadores, no planteo tener cien orientadores en cada plantel, no sería el caso, pero tenemos que buscar que se acompañe al orientador con algunas técnicas, información y algunos instrumentos para que se beneficien los alumnos. Hay cosas que pueden hacer los muchachos solos, sin necesidad de que esté el orientador viéndolo, por ejemplo: resolver un cuestionario de interés vocacional, lo pueden hacer cuando sus ocupaciones se lo permitan. Dejémosle al orientador tiempo para pensar en otras cosas, para hacer otras cosas, porque usted lo mencionó hace un segundo: estamos preparando a los jóvenes para la vida, no nada sólo para la academia.

La etapa de licenciatura es complicada, pero mucho más lo es la de posgrado. El Posgrado tiene una complejidad que no hemos investigado todavía. En la actualidad en el mercado laboral ya no alcanza con la licenciatura, se requiere una especialidad, una maestría, un doctorado, hoy se requiere mayor preparación. Hay carreras en las que se tiene sin cuidado el Doctorado, pero hay otras carreras en las que una especialidad representa una necesidad y me refiero sobre todo al ámbito médico y de la salud, en el que la especialidad es más importante que tener un doctorado y ahí habrá que tener estrategias diferentes.

Algo en lo que estamos apenas haciendo pininos aquí en la Dirección es recordar otro sector de la Universidad y es la enseñanza abierta y a distancia. Se nos había olvidado que ahí tenemos alumnos y alumnas con un perfil totalmente diferente a los chicos del sistema escolarizado; con una adaptación mucho muy complicada. Este tipo de población difícilmente van a acudir a un cubículo o van a asistir al Estudiante Orienta al Estudiante, ya que son eventos presenciales. Necesitamos pensar que los alumnos que están en la Sierra de Oaxaca, que se conectan eventualmente por internet para cursar sus distintas materias, no están teniendo acceso a la diversidad de servicios que ofertamos de manera presencial. Ahí estamos tratando de hacer cosas, también, para esa parte del alumnado que al igual que posgrado habían sido los olvidados, estamos trabajando para atenderlos.

Uno cree que en el posgrado los estudiantes son todos adultos, y que por ende toman buenas decisiones y no es cierto, eso es falso, y para eso hay que ver algunas estadísticas. Tampoco es cierto que los del posgrado saben buscar trabajo y tienen claro los requerimientos del campo laboral. Entonces creo que esta es un área de oportunidad para nosotros, yo lo veo así. Mucho de lo que hemos aprendido en bachillerato, creo que necesitamos adaptarlo y aplicarlo en la licenciatura. Las broncas que tienen de adaptación los muchachos en la FES Cuautitlán o los que tienen los muchachos hoy en la ENES Morelia, no es un problema académico exclusivamente, es un problema de jóvenes que tienen que vivir solos con todas las tentaciones habidas y por haber, y que no los hemos preparado para vivir solos y ser autónomos.

 ¿Cómo se evalúa el servicio de orientación? ¿Cree oportuno y pertinente una orientación especializada en educación superior comparada?

  Sobre esto último, toca un punto que positivamente manejado puede ser un área de oportunidad. Igual que nosotros ayudamos a los muchachos a conocer la oferta educativa, qué requisitos tienen, a qué mercado laboral acercarse, etcétera; igual que los orientamos a buscar chamba, porque es otra cosa saber buscar trabajo: se le dan ciertas herramientas para que puedan hacerlo. Esto que usted dice, yo estoy seguro de que muchos orientadores no lo saben. Todas estas oportunidades de becas, de inscripciones, de oportunidades en el extranjero, de procesos de adaptación. No es lo mismo irse a España que irse a Alemania, porque el tema cultural es algo muy importante. Si la gente no va preparada sufre y sufre en serio.

Creo que ahí, igual que hemos hecho el acompañamiento en el proceso de elección de carrera a nivel nacional, hoy la realidad nos demanda empaparnos del concepto de movilidad e internacionalización. Obtener información y hacerla llegar a los interesados. No hay que inventar el hilo negro: la plática, los folletos, los cursos, es decir, lo que se ha hecho siempre en orientación, sólo que esta vez tomando en cuenta un enfoque internacional. Estamos enviando chicos al extranjero con broncas severas de adaptación, por ejemplo, el síndrome del Jamaicón Villegas: van a Texcoco y ya están nostálgicos de la tierrita. No está mal, pero hay que capacitar a la gente para irse al extranjero y para hacer sus estudios allá, también se requiere un proceso específico para seleccionar a los jóvenes que serán enviados al extranjero. Creo que es igual que cuando describimos dónde hay ingeniería, robótica. ¿Cuáles son los planes de estudio? ¿Cuál es el costo? ¿En dónde están las áreas de oportunidad? Los chavos luego no lo saben. Quiero irme al extranjero. ¿A dónde? A donde sea. No, a donde sea no hay, y eso se les tiene que aclarar. Me parece que sería una labor de los orientadores: acopiar toda esta información, todos estos recursos para ponerlos al alcance de los muchachos.

  Hasta hoy ninguna universidad se hace cargo del futuro de sus egresados. Lo que venga después de la licenciatura es responsabilidad del egresado. ¿Usted cree que esto debería cambiar?

  Sí, definitivamente. Nosotros en la UNAM tenemos un Programa de Vinculación con Exalumnos, que es muy robusto, muy fuerte. La vinculación con exalumnos es fundamental: ¿Dónde están trabajando? ¿Cuánto están ganando? ¿Qué problemática están atendiendo?, etcétera. Exalumnos se tiene que convertir en algo que es muy importante, y que está muy diferenciado en la Universidad. No es lo mismo los exalumnos de Ingeniería, que los exalumnos de las profesiones muy demandadas, a muchas profesiones que son medio liberalonas. Hay gremios que somos muy pobres. Los psicólogos somos un gremio totalmente pobre pero muy caníbal, casi nadie se agrupa. Han sido fallidos los intentos oficiales por colegiar a los profesionistas, se quedó en el tintero del último gobierno este tema.

A mí me entristeció mucho ver que la consulta que hizo el señor Rector para formar el PDI fuera escasa o nula la participación de los orientadores universitarios. Reclamar un espacio, un lugar social con ideas como las que hemos estado compartiendo el día de hoy. Yo las he oído aquí, las he aprendido aquí y lo que yo no entiendo es ¿Por qué no, en los espacios donde se toman decisiones, se hacen presentes los orientadores?

En los 20’s, por allá del siglo pasado, se empezó a hacer orientación en secundaria, después se fue al bachillerato y siguió por ahí. Yo espero que en los siguientes números de la revista nos regalen esa historia de la orientación que tanta falta nos hace. Sé que la están haciendo: la orientación en México. Y es una necesidad social, no es un entretenimiento. Le cuesta muy caro al país que los jóvenes tomen decisiones equivocadas respecto a qué carrera estudiar, respecto a la permanencia en la universidad, respecto a la integración al mercado de trabajo. Y creo que usted y yo hemos puesto cosas nuevas en la agenda el día hoy.

Nos quedan como asignaturas pendientes la cuestión de egresados, el tema de la movilidad e internacionalización, o sea son fenómenos nuevos. Antes la movilidad era muy limitada, hoy tenemos convenios con muchas universidades en todo el mundo, tenemos mucha demanda de alumnos. Pero luego no sabe usted el viacrucis que es que los alumnos se vayan al extranjero. En becas que es a lo que yo me especializo, sencillamente los alumnos se vuelven irregulares porque cambian los tiempos en los que les llegan las calificaciones. Y algo que era un reconocimiento o un premio, el enviarlos al extranjero a estudiar, se vuelve una pesadilla para el muchacho porque lo volvemos automáticamente irregular y al ser irregular ya no es candidato a becas. Estamos trabajando ese tema también, se lo presenté al Rector. Al respecto estamos buscando una medida legislativa, pero no está sencillo. Las calificaciones llegan tardías de la institución a donde fueron. En fin, hay problemas ahí que habrá que resolver. Pero son temas nuevos de la agenda. Yo no he visto, a excepción de escucharlo a usted, que alguien hable de movilidad, no estoy viendo que se hable de posgrado. Hay una parte, un sector educativo que no está siendo atendido o está siendo ignorado, está invisible. Hay que visibilizarlo. Yo no creo en las soluciones individuales, yo creo en las soluciones colectivas, creo en la reflexión colegiada. Yo sí creo que tres cabezas piensan más que una, es un lío no ponerlas de acuerdo, sí, pero es preferible porque se refresca el pensamiento y se reflejan las metas comunitarias.

Por otro lado, también estamos trabajando un tema que se encontraba descuidado en la Universidad: el de las prácticas profesionales, estamos realizando un trabajo colaborativo con diferentes áreas como servicio social, becas y planeación. Tenemos reglamentado el servicio social, pero en la práctica profesional tenemos que proteger y cuidar a los alumnos de la explotación, tenemos que dignificar el trabajo profesional de nuestros muchachos. Entonces estamos trabajando, estamos participando para tratar de mejorar esta parte que no estaba tan bien trabajada. El legislar este asunto nos servirá para poder proteger a nuestros alumnos; que sean prácticas profesionales y no algo que sirva para explotar a los jóvenes.

  ¿Qué viene para usted Doctor? ¿Qué le espera a la Dirección General de Orientación y Atención Educativa en esta perspectiva de futuro?

  Bueno yo espero entregar una dependencia mejor de como la recibí. Me la entregaron muy bien. En noviembre de este año habrá cambio de Rectoría en la UNAM. Mi compromiso es con el Doctor Graue hasta el día que él esté en la Universidad. Tengo mi ubicación laboral en la Facultad de Psicología, lo cual me permitiría mi pasión que es dar clases y la investigación. También retomaría la especialidad en criminología pues la he descuidado por estar acá, pero a cambio he recibido un gran y valioso aprendizaje de todos ustedes ¡Muchas gracias!

Yo sostengo que el Doctor Enrique Graue ha sido un Rector que le ha entrado de frente a los problemas. Hay temas pendientes para resolver, pero lo que debemos reconocer es que más de 300 mil universitarios seguimos trabajando como siempre o mejor que siempre, tenemos más carreras en cuanto a oferta educativa, tenemos más actividades.

Mi compromiso es con la UNAM y está en entregar buenas cuentas aquí. Estoy atento para lo que viene.

  No me resta más que agradecerle, otra vez, el tiempo concedido a esta entrevista, Doctor.

  Gracias.

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REVISTA SENDA DE ORIENTACIÓN Y ATENCIÓN EDUCATIVA, Vol. 1, Núm.1 septiembre de 2019, es una publicación trimestral editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, CP 04510, Ciudad de México, a través de la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE), Circuito Escolar s/n, CU. entre las Facultades de Ingeniería y Arquitectura, Ciudad Universitaria, Alcaldía Coyoacán, Ciudad de México. C.P. 04510, Tel. 5622 0431 / 5622 0433, http://www.orienta.unam.mx/senda, correo: revistasenda@gmx.com, Editor responsable Mtro. Rodolfo Esparza Márquez. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo Núm. 04-2018-091312190000-01, ISSN EN TRÁMITE, ambos otorgados por el Instituto Nacional de Derechos de Autor. Responsable de la última actualización de este número, Dirección de Apoyo Técnico. Fecha de última actualización: septiembre de 2019. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos aquí publicados siempre y cuando se cite la fuente completa y la dirección electrónica de la publicación