Entrevista

Emprendimiento universitario: retos y alcances

Autora: Mtra. Alma Martínez Cruz

Abstracto

Alma Martínez Cruz, es egresada de la licenciatura en diseño por la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, y maestra en Diseño Industrial por la Facultad de Arquitectura, realizó estudios en la especialidad de Modelos de Intervención Social con mujeres en la Escuela Nacional de Trabajo Social. Actualmente se encuentra concluyendo el doctorado en Artes y Diseño en la Facultad de Artes y Diseño; su investigación doctoral aborda la práctica empresarial dentro del mundo creativo de la industria creativa. Durante 8 años ha trabajado en el campo de la vinculación laboral de emprendimiento, en la Coordinación del Sistema InnovaUNAM, en la Unidad de Artes y Diseño.

Desde hace 16 años forma parte de la comunidad académica de la UNAM; comenzó impartiendo clases en la carrera de Diseño Industrial en la Facultad de Estudios Superiores Aragón, después dictó catedra en la Universidad Iberoamericana, campus Ciudad de México, en la licenciatura de Moda e Indumentaria. Lleva 9 años dando clases en la Facultad de Artes y Diseño en las carreras de Arte y Diseño, y Diseño y Comunicación Visual.

A continuación, la maestra Martínez Cruz nos habla sobre el emprendimiento y su amplia experiencia en torno a este.



Definición de emprendimiento

Emprender tiene que ver con una forma de pensar, actuar y razonar; sobre todo, se trata de superar los problemas económicos de la época. Se habla de emprendimiento ─un concepto muy a lo español─ como un proyecto de vida. Muchas veces se considera que emprender solamente es vender algo, ser tu propio jefe, o la actividad que realizo mientras concluyo mis estudios o hago alguna otra cosa.

El emprendimiento es una actitud que puede enseñarse y aprenderse. Es una habilidad que puede desarrollarse, pues tiene que ver con la cultura de negocios, la cual lleva a la profesionalización y organización.

En México la situación actual es desafortunada, ya que en nuestro país y en América Latina emprender no tiene un panorama muy alentador, puesto que de acuerdo con estudios del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y de otros organismos, aproximadamente el 80% de los emprendimientos en México tienden a desaparecer durante los primeros dos años. Esto quiere decir que el emprendedor tiene el 20% de probabilidad de que su proyecto sea exitoso.

Una de las principales razones del panorama descrito es que no se contempla al emprendimiento como un proyecto de vida, sino como algo más pasajero o, en algunas ocasiones, no se toman en serio. Otra circunstancia es que no se generan modelos de negocio, y esto es muy importante, pues existen varios modelos que otorgan estructura y orden a una idea de emprendimiento.

Además, en nuestro país, la tramitología crea más cuestiones administrativas que dificultan emprender. Todo lo que se requiere para darse de alta ante Hacienda involucra el procedimiento para registrar una marca, el pago de impuestos, entre otras cosas, que pueden, de alguna manera, representar una dificultad administrativa para emprender.

Un inconveniente adicional es el enfoque organizacional, por ejemplo, trabajar en equipo es una de las competencias que no se desarrollan cuando se emprende. En la mayoría de los proyectos, sobre todo al inicio, uno tiende a ser “todólogo”. Algunas de las personas emprendedoras quieren hacer todo tipo de actividades: “yo soy el director, soy el administrador, soy el abogado, yo soy quien va por todo”; entonces, el principal problema hasta aquí es no saber delegar trabajo y otra podría ser no conformar equipos de trabajo multidisciplinarios.

En el emprendimiento se tienen que desarrollar competencias blandas tales como: liderazgo, negociación, trabajo en equipo y comunicación efectiva.

Los retos u obstáculos se enfrentan mediante las mentorías, así como al acercarse a mentores en incubadoras de empresas que cuentan con el apoyo de algún profesor o empresario. Conocer las experiencias de otros proyectos puede ayudar a evitar ciertos problemas.

Existen muchos lugares que ofrecen mentorías gratuitas como las universidades, gobiernos estatales o, también, se puede ubicar a quienes ya están en el mundo laboral y que tienen esas grandes experiencias por compartir.

Un buen emprendedor debe desarrollar claridad y objetividad: ¿a quién le estoy vendiendo?, ¿qué estoy vendiendo?, ¿cómo estoy desplazando el producto o servicio?, ¿quiénes son mis aliados estratégicos?, y ¿cómo se comportan mis competidores? El gran reto es entrar de lleno y en serio al proyecto.

La globalización es un factor importante, pues ahora es posible vender en prácticamente cualquier parte del mundo; sin embargo, para garantizar una estrategia efectiva se debe contar con un perfil bien definido acerca de los nuevos consumidores e, incluso, cómo se venden y distribuyen las cosas.

A nivel internacional se han desarrollado proyectos muy interesantes, como en el caso de Francia, Japón o Reino Unido, donde el emprendimiento es sumamente importante, y en él se reúnen todos los actores involucrados: universidades, empresas, institutos, en un trabajo de colaboración que facilita y fomenta el apoyo mutuo.

En Francia los proyectos de emprendimiento están en todos lados y no existe la competencia voraz, como en otros lugares. Los emprendedores van a un organismo o a una institución de emprendimiento y si no se adapta a sus necesidades, ellos mismos te recomiendan ir con la competencia para que desarrolles tu proyecto. Es decir, entre el mismo ecosistema emprendedor se apoyan y ayudan, a pesar de que de cara al consumidor final puedan ser, incluso, competencia directa.

La autora Mariana Mazzucato expone, en su libro El estado emprendedor, que el emprendimiento debe ser visto desde los gobiernos. Habla del concepto del ecosistema emprendedor para referirse a los retos de ver que todo alrededor proporcione las mejores condiciones para llevar a cabo un emprendimiento. Es conocer qué está pasando en la universidad, el estado, el gobierno y cómo todo esto propicia un buen proyecto, y a este ecosistema emprendedor le agrega otro término llamado “simbiótico”.

El ecosistema emprendedor simbiótico parte de la ecología y la biología; es decir, cuento con un proyecto y existen las condiciones, pero ¿qué hay más allá?, ¿cuál es el impacto? Lo simbiótico tiene que ver con generar ambientes propicios para emprender, para tener un crecimiento económico como país, para una mejor distribución, donde los beneficios sean para todos y cada uno de los que componen el ecosistema para que juntos asuman riesgos y responsabilidades.

No se trata de lanzar proyectos a diestra y siniestra, se debe analizar el contexto sobre cómo va a impactar, donde no solamente va a ganar el líder del proyecto, sino también ganarán: los proveedores, los consumidores y los aliados formando un término más biológico.

En México y en la UNAM existen grandes proyectos, pero muchos se quedan escritos solo en el papel de una tesis, en una investigación, en una conferencia o en un artículo y luego ya no tienen trascendencia, estos proyectos no salen al mercado y no existe un beneficio o impacto para la sociedad o la economía. Cuando hablamos de incubación de empresas no solamente estamos hablando desde un punto de vista comercial o tecnológico, sino que en la actualidad en áreas universitarias también se trabaja para fomentar el emprendimiento social.

En InnovaUNAM se detecta e incentiva a la comunidad universitaria para entrar al sistema emprendedor mediante procesos que van desde la preincubación a través del modelo de negocio Canvas, en las 14 unidades distribuidas en diferentes facultades y escuelas de la UNAM. Cualquier universitario, ya sea estudiante, parte de la comunidad egresada, docente, investigadora e, incluso, las personas trabajadoras pueden acercarse a estas incubadoras de empresas para transformar una idea a un modelo de negocios.

El modelo Canvas, o cualquier otro modelo de negocios, puede ayudar a aterrizar el proyecto para que sea viable, creíble y realizable. En ocasiones las personas llegan con una gran idea, pero sin tener el conocimiento o la formación para desarrollarla e implementarla. Para atender dicha necesidad existen asesorías y consultorías con expertos en áreas legales, contables, administrativas, de marketing, gestión del talento y otros temas relacionados, con el objetivo de apoyar desde el proceso de preincubación de proyectos, el desarrollo, implementación y seguimiento a los emprendimientos.

Otro documento importante para el emprendimiento es el plan de negocio, ya que en este documento es donde se determina el precio del producto o servicio, se establece una corrida financiera, se define una estrategia de análisis del producto, junto con la estrategia de mercadotecnia, considera también los aspectos legales, contables y fiscales del emprendimiento, así como el registro de la marca. Este documento sirve para consolidar un proyecto, ya que permite, a su vez, contar con la documentación requerida, por ejemplo, para solicitar apoyos financieros, así como apoyos económicos a instituciones bancarias o de gobierno, ya que uno de los primeros requisitos solicitados por dichas organizaciones es precisamente el plan de negocios.

Al emprender los jóvenes apoyan su profesionalización, ya que desarrollan una cultura organizacional y de negocio; además, emprender les otorga la oportunidad de generar proyectos propios, donde pueden investigar y experimentar. Así mismo, el emprendimiento está relacionado con la adquisición y formación de competencias blandas como el liderazgo, la comunicación efectiva, la orientación al cliente, el trabajo en equipo, la comunicación (hablar en público), la resolución de problemas con rapidez, entre otras.

La maestra Cruz compartió en entrevista para la Revista SENDA de Orientación y Atención Educativa las siguientes recomendaciones para las personas que desean emprender:

  1. Buscar mentorías y asesorías, que pueden ser en la UNAM, para lo cual hay que acercarse a InnovaUNAM.

  2. Manejar habilidades técnicas y de programas tales como Photoshop, Illustrator, Excel y otras.

  3. Utilizar el modelo Canvas para dar orden y estructura a los proyectos de emprendimiento.

  4. Contar con aliados estratégicos y desarrollar una red de Networking.

  5. Mantenerse actualizados todo el tiempo tanto en competencias blandas como duras.

  6. Tener presencia en los medios, sobre todo en las redes sociales: LinkedIn, Instagram y ahora Tiktok.

  7. Intercambiar información y conocimiento recordando que el acto emprendedor puede generar un beneficio colateral.

  8. Crear una red propia de profesionales del área de negocio para generar apoyos institucionales.

  9. Viajar, leer y socializar pueden ayudar a diversificar tus productos y servicios y te permitirá conocer nuevos clientes.

Para finalizar, la maestra Cruz señaló que: “los emprendedores nacen y se hacen, pues existen personas que desde su niñez pueden vender todo y que tienen grandes habilidades que se pueden desarrollar, pero también es cierto que el acto emprendedor es algo que puede aprenderse y generarse sin importar la edad”.