REFLEXIONES Y VISIONES

Si te controlan… ¡No es amor!

Mtra. Marcela Valadés Morales 1 , Esp. Ruth Méndez Hernández 2 , Lic. Laura Patricia Montoya Jiménez 3

Resumen

Diversas investigaciones señalan que la violencia en las relaciones de pareja se está incrementando, por lo que es apremiante tratarla ya que se ha convertido en un problema social y de salud pública. De acuerdo con estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la edad en que existe más vulnerabilidad a la violencia es durante la adolescencia; tres de cada 10 adolescentes denuncian que sufren violencia en el noviazgo.

Estas violencias en muchas ocasiones responden a los condicionamientos del amor romántico y son ejercidas no solo en el mundo real, sino también en el mundo virtual a través del uso de la tecnología, con lo que se generan nuevas formas de control y violencia de género.

En este trabajo se presenta el estudio de caso de una alumna atendida en la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE) de la UNAM, a través del proyecto De la violencia al buentrato: Dinámica de las relaciones de pareja en jóvenes de la UNAM, el cual permite revisar de manera muy clara algunas de las nuevas formas de violencia mediante el control presente en las redes sociales, cómo se va gestando en la relación de pareja y son normalizados estos comportamientos en el nombre del “amor”.

Palabras clave: Relaciones de pareja, violencia en el noviazgo, control, abuso online.

Key words: Couple relationsiphs, dating violence, control, online abuse

Introducción

Adolescentes y jóvenes transitan por una etapa de gran importancia en la que convergen el desarrollo de la personalidad y los modos de comunicación e interacción interpersonal, donde se establece la hetero sociabilidad, el sexo opuesto deja de ser discriminado, comienza la atracción y las preocupaciones psicológicas, las cuales giran en torno a la afirmación personal-social y las vivencias del amor (Krauskopf, 2011).

Entre los principales motivos para formar una relación de pareja se encuentran: disfrute de la compañía, seguridad, confianza y empatía; también se refleja la importancia de la intimidad y la identidad. La búsqueda de compromiso en las parejas ocurre al final de la adolescencia (Furman, 2002).

En México, nueve de cada 10 mexicanas de entre 12 y 19 años han sido agredidas durante el noviazgo. La Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo 2007 muestra que el 76% de las y los jóvenes han experimentado violencia psicológica, un 16.5% violencia sexual y el 15% violencia física. Asimismo, el Instituto Mexicano de la Juventud realizó una encuesta en 2011 a jóvenes de 15 a 24 años en donde se encontró que el 41.9% de las jóvenes han experimentado violencia psicológica, el 27.3% violencia física y un 20% violencia sexual.

Por lo anterior es importante implementar estrategias y herramientas que fomenten relaciones caracterizadas por interacciones de buentrato saludables, equitativas y satisfactorias, siendo fundamental realizar más investigaciones que permitan entender y atender a jóvenes en riesgo para disminuir la violencia en las relaciones de pareja.

La Secretaría General de la UNAM, a través de la DGOAE, desarrolló estrategias y acciones para conformar un sistema de información y orientación para la prevención y el manejo de situaciones de violencia en cualquiera de sus manifestaciones dirigido al alumnado y el profesorado de la universidad en colaboración con otras entidades universitarias, a fin de favorecer en la comunidad universitaria un clima de igualdad y de respeto a los valores universitarios.

El proyecto De la violencia al buentrato: Dinámica de las relaciones de pareja en jóvenes de la UNAM desarrolla un modelo de atención basado en el buentrato a través de diversas estrategias en donde se promueve la igualdad de género como factor esencial para prevenir y manejar situaciones de violencia.

En colaboración con la Dirección General de Evaluación Institucional (DGEI), el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) y el Seminario Institucional de la Juventud (SIJ), la DGOAE elaboró y aplicó en 2018 la encuesta Dinámica de las relaciones de pareja en jóvenes de la UNAM para identificar las modalidades, la frecuencia y la normalización de los tipos de violencia que vive el alumnado de los 14 planteles de bachillerato en sus relaciones de pareja con una muestra representativa de 17 368 jóvenes, lo que permitió mirar las diferentes caras de la violencia de género, tales como el control y las agresiones −físicas y sexuales−. Más del 50% del alumnado reportó no haber sufrido ni ejercido ningún tipo de maltrato en sus relaciones de pareja, mientras que el 40.5% ha vivido agresiones en sus relaciones. El 56.7% indicó haber padecido violencia psicológica, es decir, control, un 10.1% violencia sexual y el 8.5% violencia física. (Valadés et al., 2018).

Por otro lado, durante la pandemia y el confinamiento por la COVID-19 se recrudeció la violencia en las relaciones de pareja a través de las redes sociales. De acuerdo con la encuesta Sexualidad y COVID-19 realizada por la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A.C. (AMSSAC, 2020) se encontró que:

  • El 43% de las personas que participaron en ella reportó disminución en su conducta sexual.
  • La disminución de la conducta sexual en pareja se asocia al grado de depresión, ansiedad y estrés con respecto a la violencia sufrida.
  • Se incrementó el uso de video llamadas sexuales.
  • El sexting4 se acrecentó en un 38%.
  • El 8% percibió un incremento de la violencia en la pareja durante el confinamiento.


A partir de los datos anteriores el equipo de trabajo del proyecto De la violencia al buentrato: Dinámica de las relaciones de pareja en jóvenes de la UNAM se dio a la tarea de diseñar acciones de acompañamiento individual y grupal con la finalidad de trabajar situaciones de violencia que experimentan las juventudes en sus primeras relaciones amorosas, a través de talleres como:

  • ¡Pásame tu pack, la otra cara del Sexting!
  • ¿Cómo fortalecer mi autoestima?”
  • Cuerpo, sexualidad y erotismo.”
  • Amor es… sin violencia.”

En el marco de estas acciones, durante la impartición del taller “Amor es… sin violencia”, en el que se hace una reflexión sobre lo que es la violencia y el amor romántico, una participante identificó comportamientos que se presentaban en su relación de pareja, lo cual dio pie a solicitar el apoyo de una orientación individual.

A continuación, se comparte un fragmento del caso de una estudiante universitaria de 20 años.

Universitaria: “¡Cómo me quiere mi novio! Me llama constantemente como ocho veces al día, me envía mensajes por WhatsApp, revisa mi Facebook, mi Instagram y correo electrónico para cuidarme y que no me pase nada, también le gusta que le envié fotos sexuales −pack−, frecuentemente me lo pide y si no se las envío pronto se molesta porque piensa que estoy con alguien más y descuido nuestra relación. Se preocupa por mí, me pregunta dónde estoy y con quién para saber que estoy bien, para esto me pide que le envíe fotos de mis acompañantes. Incluso me abre los ojos sobre mis amigos, dice que soy ingenua, y como él dice, la amistad entre sexos no existe… ¡Por fin alguien me cuida!”

Instructor: “En una relación tan paternalista, −le pregunté−, pero ¿te cuida o te controla?”

Universitaria: “¿Cómo sé si es amor o control?”

Instructor: “No es lo que hace, sino con qué intención lo hace. Y ese es el mayor problema, que no diferenciamos entre control y amor, pero adquirirás recursos para identificarlo”.

El caso anterior es un claro ejemplo de la violencia que se ejerce a través del control y de cómo la era digital ha ofrecido nuevas herramientas a través de los dispositivos electrónicos y de las redes sociales a las personas celosas o con falta de confianza y autoestima para ejercer estos comportamientos que llegan a invadir e intimidar a la pareja en niveles muy elevados. El peligro no lo ofrece el teléfono móvil, la computadora u ordenador, el internet, las redes sociales ni las aplicaciones de mensajería instantánea, sino el uso que se haga de cada una de las plataformas.

La violencia en la pareja constituye un problema social de gran preponderancia por su elevada prevalencia y por las consecuencias para sus víctimas. En los últimos años las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) se han convertido en herramientas frecuentes para ejercer comportamientos de control y agresiones en las parejas jóvenes. Estas agresiones tienden a comenzar a edades tempranas durante las primeras relaciones de noviazgo (Bowen et al., 2014), y pueden constituir el antecedente de conductas de abuso en etapas posteriores de la relación. Las agresiones se pueden presentar en diferentes modalidades, dentro de las principales se encuentran las físicas, las psicológicas y las sexuales. Aunque tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de la violencia en la pareja, las mujeres son las que sufren las consecuencias más graves de estas agresiones. En este sentido, el abuso online en el noviazgo se puede definir como: control, acoso, acecho y abuso de la pareja o expareja mediante la tecnología y las redes sociales (Zweig et al., 2014, p. 1306, citado en Villora, 2019).

El abuso online en la pareja está asociado con: mayor depresión y ansiedad para las víctimas, mayor incertidumbre en las relaciones, estilos de apego inseguros y ambivalentes, comportamientos antisociales y elevados niveles de hostilidad, así como con niveles de estrés percibido por las agresiones tradicionales violencia psicológica, física y sexual. Algunos de los términos para referirse a este problema incluyen: abuso cibernético en la pareja, ciber agresiones, violencia digital en el noviazgo, ciberacoso, agresiones o victimización electrónica, entre otros. (Villora, 2019).

Las conductas de control o vigilancia de la pareja o expareja a través de medios electrónicos han sido los comportamientos que han generado mayor interés en los estudiosos del tema, donde herramientas como el email, los teléfonos móviles, las redes sociales e, incluso, equipos como los GPS o las webcams son utilizados para llevar a cabo conductas de control en la pareja.

Por su parte Borrajo et al. (2015) examinaron diversas formas de control y vigilancia de la pareja a través de redes sociales, como visitar frecuentemente su perfil o sus relaciones, leer los comentarios de sus amigos, revisar las fotos, las actualizaciones, o tratar de controlar al otro a través de su perfil en una red social, además de haber encontrado la prevalencia de estos comportamientos entre adultos jóvenes.

De acuerdo con Darvell et al., (2011), citado en Gámez-Guadix et al., (2018), los tipos de abuso online son: 1) Hostilidad electrónica, que incluye la publicación o envío de mensajes amenazantes, insultantes o dañinos a través de redes sociales, mensajes de texto o email; 2) Intrusividad, referida al control del correo electrónico y de las redes sociales, cambio de contraseñas sin previo aviso, así como la creación de un perfil falso; 3) Humillaciones electrónicas, referidas principalmente a la publicación de fotos o información en redes sociales o sitios web para humillar o avergonzar a la víctima; y 4) Exclusión electrónica, que apunta a la eliminación, exclusión o bloqueo en redes sociales o listas de amigos.

Respecto a las conductas de abuso online en comportamientos sexuales aluden al envío de fotos íntimas o sexuales de la pareja sin permiso, y aquellos que no tienen ese carácter, a insultos y amenazas; las conductas de control excesivo se dan a través de Facebook. (Gámez-Gaudix et al., 2018).

En estudios realizados entre adolescentes y jóvenes se ha encontrado que el abuso online en la pareja tiende a ser psicológico y físico offline. Hinduja y Patchin (2011) encontraron que aquellos que se habían involucrado en formas de violencia tradicional admitían haberlo hecho también de forma electrónica. Estos autores indicaron que algunas conductas de riesgo podrían derivar en la victimización, como compartir las contraseñas personales (Hinduja y Patchin 2011, citado en Gámez-Gaudix et al., 2018). En otros estudios realizados con muestras de jóvenes universitarios (Melander, 2010) se encontró que la perpetración del abuso online en el noviazgo se asocia significativamente con una mayor consumación de formas de violencia tradicional física, psicológica y sexual. Igualmente, la victimización de las agresiones electrónicas mostró la relación con la violencia tradicional.

Un elemento que interviene en la violencia hacia la pareja son las creencias que justifican las agresiones en ella, las cuales están muy desarrolladas entre los jóvenes. Muñoz-Rivas et al., (2007) hallaron, en una muestra de jóvenes entre 16 y 20 años, que aproximadamente el 13% de los hombres justificaban las agresiones cuando eran realizadas en defensa propia, mientras que el 22% de las mujeres acreditan la violencia en momentos emocionales de una intensa furia o enfado.

Por otro lado, las creencias distorsionadas sobre el amor romántico son un factor de riesgo para la aparición de la violencia en relaciones de noviazgo, ya que las y los jóvenes son especialmente vulnerables a una mala interpretación de la violencia en la pareja debido a la visión irreal y distorsionada que tienen del amor. Se ha sugerido incluso que la idea de que “el amor todo lo puedepodría provocar la disminución de disonancia cognitiva y crear la esperanza de que las agresiones desaparecerán (González-Ortega et al., 2008). Estas ideas irracionales o mitos incluyen la creencia sobre la existencia de una persona perfecta y que los celos son una muestra de amor o la creencia de que querer a alguien da derecho a abusar de esa persona por ejemplo, controlando todo lo que hace.

En un estudio Marroquí y Cervera (2014) encontraron que las mujeres son quienes presentaban mayor prevalencia respecto a los mitos y el poder del amor el amor todo lo puede−; sin embargo, en este sentido los hombres mostraron mayor acuerdo sobre la importancia de la pareja y estar emparejado.

La persona agresora percibe el derecho de ejercer el control y la dominación sobre la pareja como algo normal, conductas que han pasado a cobrar una nueva dimensión en la red y en la web. Si en otros tiempos ejercer el control era “bien visto” o considerado como algo normal y que demostraba preocupación, actualmente ejercer el control sobre la pareja a través de la red se ha vuelto mucho más fácil; las mismas aplicaciones web y móviles muestran las horas de conexión, fotografías y contenido son ingresados constantemente, y las ubicaciones de sus usuarios son expuestas por GPS.

Los programas preventivos proporcionan estrategias para aprender a manejar situaciones específicas que podrían facilitar la identificación de estos comportamientos. Los celos o el enfado parecen presentarse como importantes precursores en la aparición del abuso online (Borrajo et al.,2015 citado en Gámez-Gaudix et al., 2018). Tomando en cuenta la información anterior, hay tres recomendaciones que son fundamentales para el diseño de estrategias de prevención:

  1. Integrar la prevención de los dos tipos de violencia en la pareja, tanto online y offline.

  2. Trabajar en las actitudes que justifican la violencia y

  3. Considerar e incorporar la prevención del abuso online en los programas de violencia en la pareja.

Conclusiones

El abuso online en la pareja ha comenzado a recibir atención como una forma diferenciada de violencia. Se trata de una forma relativamente reciente de agresión y victimización que requiere investigación y esfuerzos adicionales para su trabajo. Los resultados en estudios anteriores, tanto nacionales como internacionales, sobre su prevalencia muestran una alta incidencia en las agresiones online en las relaciones de pareja, lo cual tiene que considerarse como un punto central en los programas de prevención.

Es importante trabajar con las juventudes en la autorregulación emocional para responsabilizarse de los propios miedos y celos para no sentir la necesidad de controlar a la pareja, ya que la confianza y el respeto son los pilares de cualquier relación y si no existen, entonces hay que construirlos solicitando ayuda para aprender a marcar límites, utilizar la asertividad para expresar los deseos y manifestar la necesidad de que se respete el espacio personal e íntimo.

Asimismo, es fundamental trabajar el fortalecimiento de la autoestima, la deconstrucción de los mitos del amor romántico, los estereotipos de género, la violencia de género; concientizar y fomentar la importancia de la cultura del buentrato en las relaciones de pareja, así como promover los espacios institucionales que ofrecen apoyo y acompañamiento a las víctimas de violencia de género.

Nota al pie

Envío de contenidos de tipo sexual −fotos y videos− producidos generalmente por la persona que los remite a otra que conoce previamente a través de las redes sociales, sobre todo WhatsApp e Instagram.Regresar a Texto

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