Autoras: Dra. Olga Marina Robelo Zarza, Lic. Nancy Ortíz Martínez
Sección: Experiencias
“La vida es como montar en bicicleta.
Si quieres mantener el equilibrio, no puedes parar”.
Albert Einstein
El ser humano es un ser holístico, integral; es decir, un ser biopsicosocioespiritual, conformado por dimensiones que requieren de su comprensión única, pero, a la vez, es de suma importancia visualizar la interacción que tienen entre sí. A continuación, se explicará cada una.
La dimensión biológica se conforma en función de la parte física de las personas, con elementos esenciales como: la alimentación, el sueño, la activación física y la cultura de prevención; la dimensión psicoemocional se integrará a partir de dos componentes: primero están los pensamientos que las personas poseen cotidianamente, por lo que es necesario identificar si estos están enfocados en el pasado o en el futuro, en la otredad o en uno mismo; en segundo lugar tenemos a las emociones que son respuestas fisiológicas y hormonales que los individuos manifiestan frente a los estímulos recibidos día con día. Existen emociones que generan bienestar como la alegría y el afecto, y otras que permiten experimentar el malestar: como el enojo, la tristeza y el miedo.
La dimensión social se enfoca en el tipo de interacciones que un ser humano establece con el entorno inmediato, léase: familia, pareja, comunidad, escuela, trabajo, sociedad, entre otros grupos con los que se involucra; en este orden de ideas, en esta dimensión se debe puntualizar la categoría de creencias, que son aquellas ideas o construcciones que se heredan a partir del contexto familiar y social y, en algunas ocasiones, se adaptan a las vivencias que se van experimentando respecto a quienes somos.
Las
creencias se dividen en dos: las de desarrollo y las
limitantes;
por
último está la dimensión espiritual que es la capacidad que el
individuo tiene de hacer consciente la congruencia, o no, entre su
actuar, sentir y pensar, teniendo como fin último responsabilizarse
de disfrutar, aprender, resignificar y restructurar el momento
presente, sea este de bienestar o de malestar, con la finalidad de
alcanzar la plenitud como cada ser humano la conciba (Robelo Zarza, 2023).
A partir de estas dimensiones, las personas construyen su identidad y una cosmovisión única de su existencia; en otros términos, se elabora una mirada de su mundo interno y externo en donde se establecen responsabilidades y quehaceres desde lo individual y dentro de lo colectivo.
El ser humano es aquel que necesita la interacción del y con el otro en virtud de que, al ser un ente dinámico, transformador e histórico, puede tener la posibilidad de identificar y modificar aquellas circunstancias individuales, familiares y sociales que le permitan o le impidan construir una vida valiosa que lo lleve a formular y cultivar su sentido de vida, por ello es necesario hablar de salud mental desde una mirada transversal en cada una de las dimensiones descritas anteriormente.
Entonces, por medio de la salud mental el individuo es capaz de interactuar de manera adecuada consigo mismo y con su ambiente familiar, emocional y social, pero solo si comprende que las personas poseen cualidades y áreas de oportunidad en cada experiencia; en otros términos, hablar de salud mental no significa no tener dificultades en la vida, sino tener la disposición de identificar y/o adquirir habilidades que permitan una resolución asertiva de esas dificultades; es decir, desarrollar, o bien, fortalecer aquellas conductas o hábitos que le generan bienestar para que pueda responsabilizarse de sí, consigo y para sí.
Un individuo sano es aquel que presenta un buen equilibrio entre su cuerpo y su mente, y se halla bien ajustado a su entorno físico y social, controla plenamente sus facultades físicas y mentales, puede adaptarse a los cambios ambientales y contribuye al bienestar de la sociedad según su capacidad (Pérez Padilla, Ponce Rojo, Hernández Contreras, & Márquez Muñoz, 2010, pág. 32).
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) define a la salud mental como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad. (Organización Panamericana de la Salud, 2023, pág. 2)
Asimismo, esta institución agrega que la salud mental permite que las personas ─de forma individual y colectiva─ sean productivas en todos los ámbitos en los que se desenvuelven y está presente en cada etapa del ciclo vital; la salud mental favorece al capital social, humano y económico de cada sociedad por lo que cada ser humano puede obtener su bienestar psicológico e integral.
Al respecto, Zubieta & Delfino (2010) indican que el bienestar psicológico y mental influye, más no determina, que una persona pueda concebir, significar y ver el mundo de forma inter e intrapersonal, desarrollando herramientas que le permitan hacer o convertirse en lo que quiere ser, para lo cual es necesario fomentar las siguientes dimensiones del bienestar psicológico: autoaceptación, relaciones positivas con otras personas, autonomía, dominio del entorno, propósito en la vida y crecimiento personal.
El bienestar de las y los estudiantes universitarios de la Máxima Casa de Estudios debe de tomarse en cuenta debido a que se encuentran atravesando una etapa del ciclo vital que tiene como elemento principal la construcción de su proyecto de vida, al cual se unen factores de riesgo como las presiones escolares, la competitividad laboral, la dificultad de espacios de desarrollo, la estigmatización por pertenecer a diferentes juventudes, entre otros, que, si no son tomados en cuenta, pueden impactar de forma desfavorable en su ser biopsicosocioespiritual.
Por tanto, si las y los estudiantes universitarios cuentan con los conocimientos, y las habilidades, destrezas y actitudes para enfrentar las tensiones de la vida diaria, podrán tener un aprovechamiento académico adecuado, así como relaciones satisfactorias y recíprocas con las personas con las que interactúa (Pérez Padilla, Ponce Rojo, Hernández Contreras, & Márquez Muñoz, 2010). Estos autores también reconocen que estudiar una carrera profesional puede ser una fuente de estrés que impacta en el bienestar psicológico de las y los estudiantes porque comienzan a enfrentarse a una serie de demandas sociales y académicas para las que deben de tener un repertorio favorable de conductas asertivas y bienestar subjetivo que les permita un adecuado manejo interpersonal de situaciones sociales (Pérez Padilla, Ponce Rojo, Hernández Contreras, & Márquez Muñoz, 2010, pág. 32).
Al respecto, en la literatura sobre salud mental lo descrito anteriormente se conceptualiza como factores de riesgo y de protección, que son las condiciones que pueden determinar que una persona tenga y cultive su salud mental o desarrolle un trastorno psicosocial o psiquiátrico debido a que hay tres formas de resolver las vivencias cotidianas: ya sea evitando la experiencia, lo que se denomina afrontamiento; luchando contra ella, llamada enfrentamiento, o bien, percatarse de que la forma en que se ha estado resolviendo ya no es la adecuada y confronta al individuo con vivencias de su pasado, presente y futuro, por lo cual tiene que realizar cambios en sus conductas, sentires y pensamientos.
De acuerdo con la OPS (2023) los factores de riesgo facilitan que una enfermedad ocurra, como los estresores de la vida diaria ─acumulación de trabajo, cuidado de los niños o situaciones inesperadas que desencadenan un trastorno como la muerte de un ser querido o un abuso sexual─; también pueden ser situaciones a las que la persona está expuesta constantemente como la violencia en la familia o en la escuela.
Esta misma organización señala que los factores de protección son las circunstancias favorables que previenen que ocurra una enfermedad o trastorno. Los estresores, situaciones difíciles o de sufrimiento en la vida no afectan a todos los individuos por igual y ciertas características de las personas los pueden auxiliar a enfrentar de mejor manera esos estresores, a partir del desarrollo de habilidades y estilos de vida para prevenir enfermedades y tener una mejor calidad de vida.
En este sentido, es fundamental realizar actividades de promoción de la salud mental con la intención de potencializar los factores de protección de forma individual, familiar y comunitaria, a través del desarrollo de competencias, habilidades y recursos.
De acuerdo con la OPS (2023, pág. 5) los objetivos de la promoción de la salud son: proteger, promover y mantener el bienestar emocional y social; crear las condiciones individuales, sociales y ambientales que permitan el desarrollo psicológico y psicofisiológico óptimo; potenciar la salud mental respetando la cultura, la equidad, la justicia social, la dignidad de las personas y los derechos humanos.
El Área de Comunicación en Salud Mental del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM) desarrolló y coordinó el proyecto titulado: “Feria Universitaria de Salud Mental” (FUNSAME) que tuvo como objetivo que las y los asistentes reflexionaran sobre la importancia de la salud mental para construir una vida escolar valiosa y exitosa, a través de estrategias de autocuidado integral.
Esta iniciativa se logró con la colaboración de la Coordinación de Servicios a la Comunidad de la Facultad de Medicina, la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) y la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Máxima Casa de Estudios.
Las temáticas que se abordaron en FUNSAME fueron:
Manejo del estrés en la vida académica y personal.
Regulación emocional.
Estrategias de activación física y su impacto en la salud mental.
Disfrutando mi sexualidad.
Prevención de la conducta suicida.
La FUNSAME se dividió en tres fases:
Rally socioemocional a cargo de las y los alumnos de la ENTS, el cual consiste en la aplicación de técnicas grupales y de orientación para que las y los asistentes analicen los factores de riesgo y de protección de su salud mental en la vida cotidiana.
Talleres psicoeducativos a cargo de las y los alumnos de FFyL, con la finalidad de identificar situaciones de riesgo y diseñar estrategias de solución en temas específicos.
Sesiones informativas interinstitucionales coordinadas por Servicios a la Comunidad de la FM en las que se acercaron a las juventudes los programas universitarios y de instituciones externas que están enfocados en ellas.
Para realizar esta actividad se capacita previamente a las y los estudiantes con una jornada educativa titulada Nociones básicas de salud mental, que consta de 32 horas a partir de actividades en formato-taller, posteriormente se realizan actividades de supervisión y evaluación.
Durante el año 2023 se tuvieron tres emisiones, dos se celebraron en la Facultad de Medicina y una en la Escuela Nacional de Trabajo Social con un impacto de 3,113 personas que participaron en FUNSAME, en la cual se realizaron 15 rallys socioemocionales, 15 talleres psicoeducativos y se contó con la participación de instituciones de la UNAM y externas con 30 locales informativos.
La logística de las emisiones de FUNSAME, realizadas en la Facultad de Medicina, estuvo a cargo de la Dirección General de Atención a la Comunidad (DGACO), mientras que las de la ENTS fueron responsabilidad de las autoridades de esa entidad académica.
Esta intervención está basada en el modelo comunitario de atención en salud mental que tiene como finalidad acercar a la persona las herramientas necesarias al sitio donde se desenvuelve o estudia para que, a partir de sus propios recursos, busque las opciones que le faciliten culminar su proyecto de vida estudiantil.
El marco teórico que se utilizó para el diseño de esta estrategia se denomina Enfoque de Fortalezas, que tiene como postulados que las personas son responsables de su momento presente y cuentan con la capacidad para convertir las experiencias desfavorables de su vida cotidiana en áreas de oportunidad y aprendizaje, a través del desarrollo de la resiliencia y el empoderamiento (Juárez & Lázaro, 2014).
Se considera que el éxito de esta praxis se debe a que la información, orientación y psicoeducación brindada es dada por el propio grupo de pares en su contexto cotidiano, que es la universidad, ya que de acuerdo con Del Cueto (2014) trabajar en comunidad permite que tanto los profesionistas como las y los participantes realicen una reflexión de sus creencias, ideas e ilusiones; la forma en que piensan su vida, la de su comunidad, su futuro, y de esta manera recordar que:
“La verdadera filosofía de la vida es reaprender a ver el mundo”.
Merleau-Ponty